Diferencias entre alojamientos rurales tradicionales y viviendas vacacionales en el medio rural.
En los últimos años, el turismo en zonas rurales ha vivido un auge notable. Cada vez más personas buscan desconectar de la ciudad, reconectar con la naturaleza y descubrir rincones auténticos en pueblos y entornos naturales. Pero este crecimiento, aunque positivo en muchos sentidos, también ha traído consigo una transformación del modelo de alojamiento en el campo que conviene entender con claridad. Hoy conviven en los pueblos tres realidades distintas en materia de alojamiento turístico:
1. Los alojamientos rurales tradicionales.
2. Las Viviendas de Uso Turístico (VUT) y Viviendas Vacacionales (VV).
3. Y los alojamientos ilegales o no declarados.
Aunque a simple vista puedan parecer similares, las diferencias son profundas y tienen un impacto directo tanto en el viajero como en el propio entorno rural.
🏡 1. Turismo rural tradicional: profesionalidad, calidad y compromiso con el territorio El alojamiento rural tradicional —casas de aldea, apartamentos rurales, hoteles rurales, etc.— es una actividad económica regulada, que cumple con normativas específicas del sector turístico, suelen dar visibilidad al territorio, tienen pagina web propia y suelen estar presentes en las RRSS desde donde no solo promocionan su alojamiento sino también su entorno, pueblo y región:
- Gestión profesional.
- Licencias y seguros obligatorios.
- Contribución fiscal y laboral.
- Mantenimiento activo de la propiedad.
- Atención personalizada y conocimiento del entorno.
Este modelo está mayoritariamente gestionado por autónomos o pequeñas empresas que viven en el mismo entorno donde operan. Esto garantiza un turismo sostenible, cercano y real, que aporta economía a la zona, da empleo local y contribuye a fijar población.
🏡 2. VUT y VV: legales, pero no siempre comparables.
Las Viviendas de Uso Turístico (VUT) y las Viviendas Vacacionales (VV) también son alojamientos legales, con número de registro turístico. Sin embargo, su proliferación ha cambiado notablemente el panorama.
En muchos casos:
- Son segundas residencias particulares alquiladas por temporadas.
- Están gestionadas por empresas intermediarias o plataformas.
- No cuentan con atención personalizada ni proyecto turístico.
- Sus propietarios no residen en el pueblo ni participan activamente del tejido local.
- No están sujetas a la misma normativa que un alojamiento rural profesional.
Esto provoca una forma de turismo más desconectada del entorno, con menor implicación social y económica, y con estándares de calidad muy variables. Además, su crecimiento masivo diluye la identidad del turismo rural tradicional, desplazando en ocasiones a quienes sí hacen del turismo en los pueblos su medio de vida.
❌ 3. El problema de los alojamientos ilegales.
Más allá de las VUT y VV reguladas, también existen en zonas rurales alojamientos sin ningún tipo de registro ni control:
- No declaran ingresos.
- No tienen seguros.
- No pagan impuestos ni cotizaciones.
- No cumplen normativas sanitarias ni de seguridad.
Algunos de estos propietarios han optado por legalizarse como VV debido a la legislación más laxa que rige estas figuras, mientras que otros siguen operando completamente al margen de la ley, generando competencia desleal y poniendo en riesgo al cliente.
🎯 ¿Por qué es importante diferenciar?
Para el visitante, no todo es igual. Elegir un alojamiento profesional y comprometido con el turismo rural es:
- Apostar por un servicio de calidad y atención cercana
- Apoyar a personas que viven en el pueblo y contribuyen a su desarrollo.
- Garantizar seguridad, legalidad y experiencia
- Promover un modelo sostenible que protege el entorno.
Y para los pueblos, supone una gran diferencia entre turismo que genera riqueza local, o turismo que solo deja huella… y se va.
⏱️ ¿Cómo saber si un alojamiento está alineado con el turismo rural tradicional?
- Busca alojamientos con denominación oficial de “Casa de aldea”, “Apartamento Rural”, “Hotel Rural”
- Fíjate en si quienes lo gestionan viven en la zona y están presentes durante tu estancia
- Pregunta si emiten factura, si cuentan con seguro, si están dados de alta como actividad económica
- Valora si ese alojamiento forma parte del tejido local: si recomienda restaurantes de la zona, colabora con negocios cercanos, cuida del entorno y del visitante.

🌿 El turismo rural no es solo alojarse en una casa con vistas. Es una forma de viajar más consciente, más humana, más conectada con el territorio. Y para que eso siga siendo posible, es fundamental apoyar a quienes llevan años trabajando legalmente, profesionalmente y con respeto por el entorno. Porque los pueblos no se sostienen con camas, sino con proyectos reales, personas implicadas, con arraigo y turismo de calidad y sostenible.
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